unos 250 asistentes a la Gala que reconoció a los deportistas, técnicos, clubes, empresas e instituciones que han sobresalido en el 2017

 

 

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MARTINA MISER
 
PABLO PENEDO
VILAGARCÍA / LA VOZ

Unas 250 personas llenaron en la matinal del domingo el Auditorio Municipal de Ribadumia para recoger o arropar a la larga lista de premiados en la Gala do Piragüismo Galego. Una cita organizada por la Federación Gallega, en esta ocasión junto al Concello de Ribadumia y el Náutico O Muíño, y que sirvió para resaltar el año de gloria firmado por el conjunto de los protagonistas del deporte que más alegrías y honores ha reportado a Galicia en lo que va de siglo.

Responsables de las administraciones públicas con más posibilidades de apoyar al piragüismo, la secretaria xeral para o Deporte, Marta Míguez, por la Xunta, y representantes de las diputaciones provinciales de Lugo y de Pontevedra, esta última de la mano de su presidenta, Carmela Silva, pudieron escuchar de viva voz la larga lista de las decenas de medallas en los campeonatos del Mundo y de Europa cosechadas por los palistas galaicos este verano. El resultado a un esfuerzo diario que impidió al grueso de los más destacados, caso de Cristian Toro, Rodrigo Germade, Roi Rodríguez o Camila Aldana Morison, acudir al acto, por permanecer concentrados en Asturias y Sevilla en las sedes permanentes de la selección española.

Sí estuvo la kayakista española con más participaciones en los Juegos Olímpicos, la canguesa afincada en O Grove Teresa Portela, o el isleño Ramón Ferro, que esta semana confirmaba su adiós a la alta competición internacional retirándose de ella como el canoísta español de maratón más laureado de la historia con sus 21 medallas junto al pontevedrés Óscar Graña. A ellos se los vio en el estrado, como a mucha otra gente, en un acto que condujo y amenizó el humorista Pepo Suevos, quien no dudó en aprovechar la ocasión para, con el arma de la retranca hecha esketch, resaltar las estrecheces económicas con las que trabajan modestos y figuras en el piragüismo. No fuese que hubiera quien estimara oír su mensaje de fondo en la sala.