El Descenso del Umia en piragua, un ejemplo en la organización de citas deportivas. Medio millar de palistas de Galicia y Portugal se dieron cita en el primer Descenso del Umia de la era Covid, con todas las garantías.

El río Umia se convirtió en la tarde de ayer en un impresionante escenario deportivo. El motivo no fue otro que la celebración del tradicional Descenso do Umia, prueba organizada por la Federación Gallega y el Club Náutico O Muíño de Ribadumia. Pero lo más destacable son las ansias confirmadas de volver a la práctica deportiva. Para ello se extremaron las medidas de precaución sanitaria y ni siquiera ello fue inconveniente para los cerca de medio millar de piragüistas llegados de toda Galicia y Asturias para disfrutar de un deporte que se encontró con un espectacular paraje para ello.

El piragüismo disfrutó con todas las de la ley. La celebración del Descenso do Umia convirtió la desembocadura del río en una especie de oasis de tranquilidad en medio de una situación sanitaria social que deja poco lugar a las alegrías.

Cerca de medio millar de palistas de todas las edades no solo participaron, sino que mostraron con su presencia un respaldo manifiesto a la práctica de una actividad deportiva que, por otra parte, fue la primera en presentar un protocolo de actuación que ayer demostró su validez aunando responsabilidad y una organización modélica.

 

El puente de Barrantes se convirtió en el punto neurálgico de la actividad. Allí, tanto Federación Gallega como el Club Náutico O Muíño de Ribadumia, no dejaron ningún cabo suelto. Para ello se acotaron diversas zonas para el perfecto cumplimiento del protocolo. Desde una zona de bienvenida a los deportistas en la cual, mascarilla puesta, se tomaba el control de temperatura antes de acceder al paso a las inmediaciones del río portando una pulsera que acreditaba que ya habían superado el control previo.

Previamente también se desinfectó el material de competición e incluso la mascarilla permanecía en el rostro de los participantes hasta el momento de entrar en el agua. Lo mismo sucedía a la llegada puesto que los organizadores les facilitaban una mascarilla nueva nada más salir del cauce del río.

 

Mención aparte merece la estampa deportiva. Con salidas escalonadas en dirección a la desembocadura del Umia, en Castrelo se concentraron durante algunos minutos la práctica totalidad de las embarcaciones participantes, en torno a las trescientas piraguas que convivieron a la perfección en la zona más ancha del río.Tras la primera ciaboga allí, los palistas tuvieron que remontar el río hasta pasar por segunda vez por un puente de Barrantes en el que se concentraba el mayor número de aficionados. Alrededor de medio kilómetro más arriba estaba situado el segundo giro para encarar el último tramo hacia Barrantes y recibir los aplausos de las personas allí concentradas.

Como no podía ser menos en el Descenso do Umia se realizó el homenaje a José Manuel Torres "Iño" y José Ramón Serantes "Peke" con la instalación de las metas volantes que decidieron premios para los kayaks individuales veteranos. La gloria de los títulos autonómicos quedó para otras categorías a lomos de podios más protocolarios que nunca.